Los contaminantes pueden llegar a nuestro medio ambiente a
través de las actividades humanas o actividades antrópicas, pero también y
aunque parezca contradictorio, ciertos procesos naturales como una erupción
volcánica, pueden dan origen a la contaminación de las aguas y el aire.
Algunos contaminantes provienen
de fuentes únicas y bien identificables, como la chimenea de una central de
energía, el tubo de desagüe de una planta empaquetadora de carne o el tubo de
escape de un automóvil. Estos se denominan contaminantes puntuales.
Otros contaminantes vienen de fuentes no puntuales, que se
encuentran dispersas que a menudo son difíciles de identificar. Una fuente no
puntual de contaminación es la expansión de fertilizantes y pesticidas que
tiene lugar desde las parcelas, campos de golf, céspedes y jardines donde se
aplican, hacia las corrientes de agua y los
lagos. Muchos pesticidas que se esparcen en el aire y el
viento los lleva a la atmósfera.
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